Madrid, 19 de octubre de 2020. Una soleada mañana otoñal en los jardines de la Fundación Ortega-Marañón y frente a su sede recientemente rehabilitada, lugar donde también se ubicó a principios del siglo XX un emblema del impulso de la formación universitaria en las mujeres bajo la dirección de la brillante pedagoga María de Maeztu, la Residencia de Señoritas, fue el escenario que acogió el acto que da comienzo oficial al año académico del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset (IUIOG), centro de posgrado en ciencias sociales y humanidades adscrito a la Universidad Complutense de Madrid, donde se integra la escuela Goberna.
El prestigioso escritor y académico de la Lengua, Antonio Muñoz Molina, fue el encargado este año de impartir la tradicional lección inaugural con el título “Educarse en zigzag. El aprendizaje de las ideas”. Este acto solemne, con más de tres décadas de historia, fue presidido por el rector de la Universidad Complutense, Joaquín Goyache, y el presidente de la Fundación Ortega-Marañón, Gregorio Marañón y Bertrán de Lis. También contó con la intervención como presentador del evento del director del Instituto Universitario, el historiador Antonio López Vega.
“Comenzamos este curso en medio de una de las situaciones sociales más difíciles que ha conocido nuestra historia contemporánea, la crisis internacional provocada por la pandemia hace que estemos ante un curso dolorosamente excepcional. En plena tormenta se requiere lo mejor de todos nosotros”. Con estas palabras Gregorio Marañón comenzó su intervención con las que quiso agradecer el esfuerzo de profesores y alumnos para proseguir su tarea formativa, también presencial, y hacer el Instituto un centro de posgrado de referencia internacional. Para Marañón el Instituto “es un lugar de estudio, de investigación, de encuentro, de diálogo y de cruce de caminos entre continentes, disciplinas y generaciones”. Por su parte, el rector de la Universidad Complutense destacó a José Ortega y Gasset y Gregorio Marañón como “dos figuras esenciales para la cultura española”, que además fueron destacados catedráticos de esta universidad. Siguiendo su ejemplo, “debemos procurar desde la Universidad, desde el conocimiento, lograr que esta pandemia no profundice más en las desigualdades”. “El Instituto ha respondido magníficamente a esta nueva realidad”. Para Goyache la labor de la universidad debe ser, en referencia a las reflexiones que ya promovió el filósofo Ortega y Gasset en su texto Misión de la Universidad, “la docencia, la investigación y transmisión del conocimiento”, y añadió: “también la relación con el entorno y la sociedad”. El rector cerró su exposición realizando un recuerdo muy sentido a los compañeros de la UCM que han sufrido los efectos de la pandemia, al que siguió un emotivo aplauso del público asistente.
Concluidas estas primeras intervenciones, el programa del acto dio paso la lección inaugural del académico Antonio Muñoz Molina, quien agradeció su participación en este acto: “Para una persona con convicciones ilustradas y democráticas es muy emocionante estar aquí en el epicentro de lo mejor de la cultura española”. Seguidamente, el escritor lanzó su primera reflexión sobre la actual situación política, social y cultural que atraviesa nuestro país: “Nos vemos tan atribulados en estos momentos porque el proyecto magno político, cultural, científico y educativo que dio lugar al nacimiento de este sitio que impulsaron figuras como José Ortega y Gasset y Gregorio Marañón, el proyecto de una sociedad ilustrada, limpia cultivada y abierta, este proyecto en los últimos años ha quedado bastante abandonado”. Para afirmar, posteriormente: “España es un país que está siempre haciéndose y deshaciéndose”. La conferencia de Muñoz Molina se centró principalmente en una de las incógnitas que le han acompañado durante su vida: ¿qué hace que las capacidades se puedan desarrollar? ¿Y por qué estás se frustran? En este sentido, el escritor afirmó que “existe una responsabilidad social cuyo instrumento es la educación pública, rigurosa y flexible” que no deben entenderse por razones altruistas sino de interés colectivo porque “cuantas más capacidades en ámbitos diversos se frustran, más se empobrece una sociedad”. En su opinión, uno de los problemas que hacen malograr estas capacidades, principalmente en la educación en los niños, es la injusticia social, la marginación y la exclusión porque “son un atentado contra la dignidad de las personas que los sufren y un despilfarro de capacidades y talento que nunca podrán contribuir al bienestar común, al progreso en sentido amplio y generoso de la palabra”. Para el académico es fundamental un buen sistema de enseñanza público, sin él “muchos niños no llegarán a saber nunca qué les gusta de verdad y para qué sirven en la vida”. “Es muy importante cultivar la propia vocación porque el genio espontáneo no existe”.
Finalizado este acto se procedió a realizar una foto de familia con los alumnos, profesores y autoridades que sumaron a esta gran cita de la vida académica y cultural de la Fundación Ortega-Marañón.